lunes, 4 de octubre de 2010

Buzkashi


Pelean a muerte porque en ello les va el orgullo. Montan caballos pequeños, entecos y briosos, y cubren sus piernas y pechos con ropajes gruesos, acolchados con guata, prendas que amortiguan los golpes y los latigazos sobre sus cuerpos enjutos. El juego, dicen, no deja de ser un modo civilizado de hacer la guerra. El buzkashi tiene que ser uno de los juegos más primitivos del planeta porque se parece demasiado a una batalla. No hay reglas ni jueces.
Aunque se juega en todo Oriente, es en Afganistán donde el buzkashi ha adquirido la categoría de deporte nacional. Los encuentros se disputan los viernes sobre una superficie lisa, un descampado en las afueras de Kabul. Los hombres y sus caballos, divididos en dos equipos de número variable, no portan ninguna prenda que señale a qué escuadra pertenecen. Pero no hace falta. Todos se conocen.

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